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26/08/2022

Investigadores del IIB Sant Pau aportan nuevos datos sobre el deterioro cognitivo por enfermedad de Alzheimer en las personas con síndrome de Down

La enfermedad de Alzheimer se ha convertido en el principal problema médico en adultos con síndrome de Down debido a la alteración cromosómica y al aumento de la esperanza de vida de esta población, con un riesgo de más del 90% de desarrollar demencia a lo largo de su vida

Un estudio dirigido por Juan Fortea y Laura Videla, investigadores del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau – IIB Sant Pau y de la Fundación Catalana de Síndrome de Down (FCSD) han descrito el riesgo de desarrollar los síntomas clínicos de la enfermedad de Alzheimer con el tiempo y la influencia de la edad desde la fase preclínica, así como el progresivo deterioro cognitivo asociado.

Estos resultados, que publica la revista JAMA Network Open refuerzan la importancia de desarrollar planes de salud específicos y hacer un seguimiento de las personas con síndrome de Down para evaluar su rendimiento cognitivo antes de cuarta década de la vida.

Los investigadores examinaron la progresión clínica de una cohorte de 632 adultos con síndrome de Down. En la primera evaluación se incluyeron un total de 436 individuos con síndrome de Down sin síntomas clínicos de enfermedad de Alzheimer, 69 pacientes con enfermedad de Alzheimer en fase prodrómica, es decir, con deterioro cognitivo pero sin interferencia funcional, y 127 con demencia por enfermedad Alzheimer.

A los 5 años de seguimiento se pudo comprobar que el 17% del total de los participantes asintomáticos habían progresado a fases sintomáticas de la enfermedad (prodrómica o demencia). Al estudiar la influencia de la edad en la fase asintomática de la enfermedad de Alzheimer, vieron que la progresión a fases sintomáticas antes de los 40 años era prácticamente nula, pero que aumentaba progresivamente hasta tasas de casi el 60% en los mayores de 50 años. Sin embargo, esta relación con la edad no se observó en el grupo de pacientes con una enfermedad de Alzheimer prodrómica, que progresaron hacia la fase de demencia independientemente de la edad.

Según explica Laura Videla, neuropsicóloga del IIB Sant Pau y de la FCSD, entre los pacientes que al inicio del estudio estaban en la fase prodrómica de la enfermedad, se pudo comprobar que la mitad de ellos habían progresado demencia a los dos años de seguimiento y, a los 5 años, prácticamente todos.

Estas estimaciones del riesgo de progresión son datos importantes a tener en cuenta de cara al diseño de planes de salud específicos para adultos con síndrome de Down y para el diseño de ensayos clínicos para la enfermedad de Alzheimer. “Estos resultados refuerzan la hipótesis de que estos pacientes no se deterioran por la edad, si no por el propio Alzheimer. Ahora sabemos que en las fases asintomáticas sí que importa la edad, pero en las prodrómicas en realidad no”.

Evolución cognitiva en el tiempo

Las personas con síndrome de Down tienen una discapacidad intelectual de base que puede ser leve, moderada, grave o profunda. Se sabe, además, que a partir de los 35-40 años de edad el rendimiento cognitivo de estos pacientes comienza a descender.

Otra de las conclusiones de este estudio es que tanto los casos leves como los moderados tienen una pérdida cognitiva similar. Según detalla Laura Videla, “lo que hemos visto es que, transversalmente, en la primera visita las personas con discapacidad intelectual leve puntúan más alto que los que tienen una discapacidad intelectual moderada, pero quisimos ver es si el deterioro cognitivo longitudinal también era mayor en un grupo que en otro. Y lo que vimos es que no, que aquí se solapan. Es decir, el grupo de personas con discapacidad intelectual leve y el de personas con discapacidad intelectual moderada pierden la misma cantidad de puntos en los tests neuropsicológicos a lo largo del tiempo independientemente de que partan de un nivel basal más alto o más bajo”.

Estos hallazgos también podrían ser de utilidad para el diseño de nuevos ensayos clínicos. Por ejemplo, “para valorar el efecto de un determinado tratamiento no haría falta dividir la muestra en dos grupos y, por tanto, el tamaño de la muestra podría ser más reducido y con ello, el estudio más eficiente”, concluye la investigadora.

Artículo de referencia

Videla L, Benejam B, Pegueroles J, et al. Longitudinal Clinical and Cognitive Changes Along the Alzheimer Disease Continuum in Down Syndrome. JAMA Netw Open. 2022;5(8):e2225573. doi:10.1001/jamanetworkopen.2022.25573

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