Un estudio recientemente publicado por investigadores del Grupo de Salud Reproductiva del Instituto de Investigación de Sant Pau (IR Sant Pau) y del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Sant Pau concluye que existe una relación claramente directa y significativa entre la intensidad de los cambios en el estado emocional debido a factores estresantes durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19 y la incidencia de los cambios menstruales: regularidad, duración y cantidad de la menstruación. La investigación, publicada en la revista Medicina Clínica, se ha llevado a cabo a partir de las respuestas de más de 6.000 mujeres a una encuesta y es una de las más extensas realizadas hasta ahora sobre el impacto de la pandemia en la salud Reproductiva.
«Los cambios en el estado emocional, pero no la duración e intensidad del aislamiento o la exposición a la enfermedad, influyeron de manera significativa en los trastornos menstruales durante el confinamiento por COVID-19», explica el Dr. Joaquim Calaf, director del Grupo de Salud Reproductiva del IR Sant Pau y Catedrático Honorario de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). «Las mujeres que experimentaron un mayor estrés emocional durante el confinamiento, ya fuera por la restricción de actividades, el miedo a enfermar o la preocupación por infectar a sus familiares, mostraron un incremento en las alteraciones de su ciclo menstrual», según el Dr. Josep Perelló, del Grupo de Salud Reproductiva del IR Sant Pau y adjunto del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Sant Pau.
Los resultados se han obtenido a partir de encuestas anónimas a mujeres que tenían la menstruación entre los 15 y los 55 años y que residían en España entre el 14 de marzo y el 2 de mayo de 2020, con 22 preguntas relacionadas con características socio demográficas y actividades sociales y laborales; estado psicológico y actividad sexual; y cambios menstruales e impacto en la calidad de vida durante el confinamiento. En total, se han analizado las respuestas de 4.989 encuestas.
Según los investigadores, en situaciones de crisis como la pandemia, es fundamental considerar el impacto del bienestar emocional en la salud física de las mujeres, particularmente en aspectos como la menstruación, que pueden estar fuertemente influenciados por el estrés. Además, afirman que este estudio abre la puerta a futuras investigaciones que podrían ayudar a comprender mejor la relación entre salud mental y salud reproductiva, y también a diseñar intervenciones más efectivas para apoyar a las mujeres en tiempos de crisis.
Otros resultados obtenidos en este estudio son que el 50,1% de las mujeres reportó un empeoramiento en su calidad de vida durante el confinamiento y que un 19% indicó que su calidad de vida asociada a la menstruación empeoró. Además, el 49,8% de las participantes informó de una disminución en la actividad sexual durante este período.
En un estudio anterior, el Grupo de Salud Reproductiva del IR Sant Pau también constató que existe una asociación entre la fase del ciclo menstrual en el momento de la vacunación y cambios en la duración del ciclo menstrual. Según el Dr. Calaf, «la vacunación durante la fase lútea, es decir, entre la ovulación y el primer día de la regla, tendría un efecto protector sobre la acción de la vacuna contra la COVID-19 y la inducción de trastornos del ciclo menstrual, comparado con la vacunación durante la fase folicular, es decir, antes de la ovulación». Tanto el Dr. Calaf como el Dr. Perelló señalan que los resultados «sugieren tener en cuenta la fase del ciclo menstrual para el diseño de futuras políticas de vacunación contra la COVID-19 y recomendaciones de vacunación durante la fase lútea».
Concretamente, los investigadores observaron que las mujeres que se habían vacunado durante la fase folicular presentaban un incremento medio de la duración del ciclo de un día, mientras que aquellas vacunadas durante la fase lútea no presentaban ningún incremento. Además, en el grupo de mujeres vacunadas en la fase folicular, un 11% experimentó un incremento de la duración del ciclo menstrual de más de 8 días, un valor clínicamente significativo.
Este estudio, publicado en la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology y desarrollado conjuntamente por investigadores de Sant Pau, del IIIA-CSIC, de la Universidad de Ginebra (Suiza) y de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS), se realizó a partir de los datos recogidos por la aplicación para móviles inteligentes de seguimiento de ciclos Lunar App.3, que permite hacer una revisión del ciclo y la menstruación, registrando el inicio y el final y otros datos como la intensidad del dolor, cantidad de pérdida de sangre y el estado de vacunación de la COVID-19. La base de datos analizada incluyó 28.876 mujeres y 126.529 ciclos.
Calaf, J. Perelló-Capó, I. Gich-Saladich et al. Effects of SARS-COVID-19 lockdown on menstrual patterns: A transversal large sample survey. Medicina Clínica 2024. Jun, Vol. 162, Issue 12, P. 581-587. https://doi.org/10.1016/j.medcli.2024.01.016
Última actualización: 12 de septiembre de 2024